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El gobierno coreano está considerando seriamente la legalización de los alojamientos compartidos, un concepto especialmente popularizado por Airbnb. Actualmente plagado de desafíos legales, como operaciones ilegales, este sector contribuye en gran medida al turismo coreano. El Ministerio de Cultura, Deportes y Turismo ha comenzado a flexibilizar ciertas restricciones, como eliminar regulaciones obsoletas y suavizar los requisitos de idioma para los anfitriones. Sin embargo, la ley aún prohíbe que los ciudadanos coreanos utilicen estos servicios, lo que ha generado debate sobre cuestiones como los requisitos de residencia de los anfitriones y la competencia con los hoteles, que están sujetos a regulaciones estrictas. El gobierno pretende resolver estos problemas y potencialmente expandirse para incluir a usuarios locales, una medida que se anticipa impulsará el turismo. Sin embargo, las partes interesadas, incluida la industria hotelera, siguen divididas sobre el impacto potencial y la equidad de estas regulaciones.