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Las cocinas, aunque puedan parecer limpias, pueden ser focos de proliferación de bacterias. Una investigación experta de Alemania reveló que una sola esponja de cocina puede albergar hasta 45 mil millones de bacterias por centímetro cuadrado. Prácticas higiénicas como el reemplazo regular de la esponja y la limpieza minuciosa de los utensilios son cruciales. Artículos como los paños de cocina suelen contener E. coli, y los abrelatas frecuentemente se pasan por alto en las rutinas de limpieza. Mantener los alimentos cocidos a temperatura ambiente durante demasiado tiempo fomenta el crecimiento bacteriano; el almacenamiento adecuado es esencial. Lavar la carne cruda no se recomienda, ya que dispersa bacterias, mientras que las frutas sí deben lavarse para evitar la contaminación. Usar tablas de cortar separadas para carne y vegetales, y asegurarse de utilizar las cucharas de manera adecuada, puede prevenir la contaminación cruzada. La limpieza y el mantenimiento regulares son fundamentales para evitar la propagación de bacterias, incluso si las superficies parecen limpias.